Testimonios

APOSTOLADO EUCARÍSTICO MARIANO

Este apostolado nació a fines del año 1994, al ir a la librería del Arzobispado, a buscar unos libros que me interesaban... No los encontré y como buen vicioso de comprar libros que poco o nunca leo, me puse a ver los que más me llamaban la atención... De pronto ví uno titulado HORAS SANTAS del padre Mateo Crawley, de los Sagrados Corazones.

Lo empecé a hojear como siempre lo hago y a leer párrafos que de inmediato despertaron en mí una gran curiosidad... Sin pensarlo mucho lo compré... Adquirí uno o dos más y me fuí a casa con más material para mi biblioteca, que es como mi juguete preferido... Cuando saludé a Clarita mi esposa, me recibió con la pregunta obligada... ¿Más libros?

Después de comer, no me fuí a acostar para dormir mi siesta, tenía en mente la curiosidad por leer las HORAS SANTAS y de prisa tomé el libro y me pasé a mi mesa de trabajo.

Serían como las cinco de la tarde... Hablé a mi oficina para ver si no había algo urgente y les indiqué que me quedaría en casa para que me llamaran si me necesitaban... Y me puse a leer aquello que me interesó en forma inusual... Me dieron las diez de la noche y Clarita ya molesta me preguntó si no me iba a dormir... Le pedí que ella se fuera a la recámara y yo iría enseguida.

Seguí leyendo aquel tesoro de ideas tan bien ordenadas del Padre Mateo, que me llevaban a lugares sublimes jamás sentidos... Estaba embelesado... Con una alegría en mi corazón que me impulsaba a seguir leyendo sin descanso... Me dieron las tres de la mañana y por la insistencia de Clarita dejé de leer y me fuí a acostar.

Fueron varios días que dediqué en mis momentos de descanso a leer aquello que me pareció maravilloso... Al terminar el libro, pensé... Debo dar a conocer este tesoro... Lo único que cambiaría serían los términos usados de gramática, perfectamente españolizados... Pensaba en hacerlo más accesible a nuestra idiosincrasia de mexicanos... Cambiar el “usted” por el “tú”... El “vuestro” por el “usted”... Y así sucesivamente, sin modificar en lo más mínimo el espíritu sobrenatural que contenía.

Lo que más me impactó fue la VOZ DE JESÚS... Sentí que Él estaba junto a mí hablándome, despertando en mi alma sentimientos nunca vividos, que fortificaban y aumentaban mi espiritualidad.

Clarita y yo trabajábamos en ese entonces dando las pláticas prematrimoniales en nuestra Parroquia de la Sagrada Familia... Después de madurar la idea, fuí con el señor cura y le propuse organizar la HORA SANTA mensual y le platiqué de mi descubrimiento... Él también se entusiasmó y me dió la luz verde... Le pedí 30 días para prepararla y me fuí a casa formando castillos en el aire.

La primera interrogación que vino a mi mente fué... ¿A qué horas voy a hacer esto?... El tiempo que podía tener libre era insuficiente para entregar esto bien hecho y a conciencia... Después de pensar un buen rato y pedir ayuda al Espíritu Santo, se me vino esta idea... Le robaré 3 horas diarias al sueño... Trabajé de 3 a 6 de la mañana... Y me puse manos a la obra.

No cabe duda que fue una idea que me vino de arriba... Era la mejor hora... Sin distracciones de ninguna especie... Sin molestar a nadie, ni que me molestaran a mí... Al día siguiente empecé.

Como soy diabético, por lo regular despierto alrededor de las 3 para ir al baño... No tuve necesidad de despertador, ni nada por el estilo.

Así empecé a escribir la primera HORA SANTA del mes de noviembre de 1994, que rezamos el último jueves de octubre... Preparé todo como Dios me dió a entender, ya que no tenía gran experiencia en estos menesteres de hacer originales, imprimir copias, engrapar juegos para repartirlas entre los asistentes, para que todos los que supieran leer participaran activamente... Seleccionar los diferentes lectores y hacer la publicidad adecuada para invitar a la comunidad parroquial, poniendo carteles desde el domingo anterior... El señor cura avisó ese domingo en todas las misas y llegó el día esperado en que se rezó la HORA SANTA, al terminar la misa de 8 de la noche.

La asistencia fue extraordinaria... Muy pocas personas se fueron después de la misa... Aquellos momentos serán inolvidables... Ante el Santísimo Sacramento expuesto, rezamos con mucha devoción la HORA SANTA... Había preparado 300 juegos y fueron insuficientes.

Al terminar todo me reuní con el señor cura y con los que habían participado activamente en las lecturas, reparto del folleto y demás actividades... El señor Cura estaba feliz, nos felicitó a todos y me pidió preparar la del mes siguiente.

Así se inició este apostolado... La Providencia de Dios nunca me ha faltado... Los encargados de repartir los folletos, llevaban un canasto para recibir la cooperación de los asistentes... El señor Cura me entregó lo colectado para que iniciara la siguiente HORA SANTA y recuperar los gastos efectuados... Lo colectado fue mucho mayor de lo gastado... Así que en la siguiente HORA SANTA pude planear la impresión en una imprenta en folleto de 12 páginas, con una presentación muy superior a la inicial, pero el mínimo para que fuera rentable, debían ser 1000 folletos... Si hacía menos de esa cantidad me cobraban casi lo mismo.

Como tenía mucha cuerda o las pilas bien cargadas, me aventé a imprimir los mil folletos en paquetes de 25... Aparte de preparar la siguiente, tuve que ir a ofrecer a otras parroquias los posibles sobrantes... No cabe duda que el Señor me impulsó con fuerza... No tuve problemas para convencer a los sacerdotes que hicieran lo mismo en sus templos y con facilidad aceptaron que se las llevara.

Antes de seis meses ya estaba haciendo dos mil y al año ya eran tres mil las HORAS SANTAS editadas cada mes.

Así empezó lo que titulé

APOSTOLADO EUCARÍSTICO MARIANO

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